Lo que sí quedó demostrado el sábado por la noche
 fue que, una vez estuviera con él
 bajo su hechizo, podía pedirme lo que quisiera,
 que yo lo obedecería.
Conseguía llevarme al límite,
 a lugares impensables donde jamás imaginé que me internaría.
 Y es precisamente por esto por lo que no puedo verlo más
 Hace que me sienta poseída
y lo desconcertante de este sentimiento es que me gusta
 Y, aunque lo deseo ardientemente,
 apenas consigo entender cómo tolero que esto suceda


 Pero, el sábado por la noche
 cuando lo vi de pie al otro lado de la cama, tan fuerte y corpulento,
 con esos músculos vigorosos 
no había lugar para otra cosa que no fuese ese deseo.